SIEMPRE HE ESCUCHADO DECIR RESPECTO A LAS PERSONAS que se lo tienen muy creído o con mucho ego (personas narcisistas, definición coloquial) que son, en el fondo, personas faltas de amor o que tienen la autoestima baja. Esto puede ser parcialmente cierto; no obstante, si nos basamos en las investigaciones más recientes, esto puede resultar incluso contradictorio. Veámoslo.
Los dos tipos de narcisismo
Empecemos por el narcisismo grandilocuente (Campbell y Miller, 2011). Es la actitud ante de la vida de numerosos artistas musicales («te vacilo porque puedo»), deportistas de élite («es porque me tienen envidia, no hay otra explicación»), actores y de personajillos de la televisión. Se trata de personas que se perciben como carismáticas, encantadoras, extravertidas… pero también como arrogantes, desconsideradas, engreídas, dominantes, susceptibles (rasgo compartido por ambos tipos de narcisistas) (Bossonet al., 2008). Son personas, en definitiva, que acaban cayendo mal a la mayoría de la gente y a sus propios amigos.
Son individuos que sobrevaloran sus capacidades e inteligencia, y además suelen alardear de sus logros. Se muestran con confianza y con una alta autoestima (ahora lo veremos). Viven por y para aparentar.
En cambio, el narcisismo vulnerable refleja un sentido de la grandeza defendido de forma reactiva e insegura (Campbell y Miller, 2011; Miller et al., 2011). A diferencia de los narcisistas grandilocuentes, los narcisistas vulnerables ven siempre amenazado su ego y prefieren evitar la evaluación de los demás; tienen complejo de inferioridad y baja autoestima (como veremos a continuación). Su estilo de afrontamiento es claramente evitativo.
Por ejemplo, cuando discute con alguien o se le critica, el narcisista grandilocuente suele acudir en esos momentos a su círculo de amigos, que le reconfortan y le sirve para reforzar su ego; en cambio, el segundo tipo de narcisista, ante la misma situación, preferirá alejarse de todo contacto humano («¡quiero estar solo!») y buscará hacer actividades como irse de compras. Son esas personas que, como se dice coloquialmente, «se rayan», no saben qué decir («tenía que haberle dicho esto…») o están obsesionados con «cerrarles el pico» a las personas que les han ofendido. Todos conocemos también a alguien así.
Ambos tipos de narcisistas comparten lo que se denomina en inglés «sense of entitlement», es decir, se creen merecedores de un trato especial y privilegiado porque su ego está por encima del de los demás. También es destacable en ambos tipos la falta de empatía (capacidad de ponerse cognitiva o emocionalmente en el lugar de los demás y entender cómo piensan, sienten y actúan).
La autoestima en ambos tipos de narcisismo
La autoestima es la actitud (componente emocional) favorable o desfavorable hacia nuestro yo [o hacia nuestro autoconcepto] (Rosenberg, 1965); es decir, es lo que nos hace sentir respecto a lo que pensamos sobre nosotros mismos en distintas áreas de competencia o vitales. Por ejemplo, puedo tener conciencia de que soy un gran matemático, pero ello no me hace necesariamente sentir bien (lo primero sería nuestro autoconcepto en esa área; lo segundo, nuestra autoestima al respecto).
A priori, las personas con narcisismo grandilocuente —con un gran consenso al respecto en toda la literatura científica— son, dentro de los dos tipos de narcisismo, las que tienen mayor autoestima. Esto explica por qué son tan atrevidas estas personas y por qué no tienen pudor. Además, sabiendo que el narcisismo es un trastorno, tener la autoestima alta les permite a estos individuos mediar en su salud mental, incrementándola, compensando así el trastorno y haciéndoles sentir bien (Sedikides, Rudich, Gregg, Kumashiro y Rusbult, 2004).
Por otro lado, las personas con narcisismo vulnerable son aquellas consideradas de tener la autoestima baja (Brookes, 2015; Cain et al.,2008; Miller et al., 2011). Por lo tanto, son las que peor lo pasan al estar socialmente inhibidas (Czarna, Dufner y Clifton, 2014).
Sin embargo —y siendo más precisos—, con base en los estudios de Cain et al. (2008) y Rose (2002), todas las personas narcisistas tienen una autoestima implícita baja (desde dentro, la raíz de la persona). La diferencia reside en la autoestima explícita: los narcisistas grandilocuentes la tienen alta: saben aparentar una buena fachada de seguridad y aplomo; pero esta autoestima es frágil porque depende de la constante aprobación y adulación de los demás. En cambio, las personas narcisistas vulnerables no son capaces de tener la misma seguridad y no tienen una buena autoestima explícita.
Conclusión: ¿qué es tener buena autoestima, entonces?
Para terminar el artículo, la literatura al respecto afirma que las personas que tienen buena autoestima (o autoestima alta saludable) son aquellas que, al igual que las narcisistas grandilocuentes, valoran mucho sus rasgos positivos; pero, a diferencia de las segundas, son conscientes de cuál es la realidad y reconocen sus límites y defectos sin que ello les suponga un drama.
Las personas narcisistas con autoestima se enfocan en cualidades como tener una inteligencia alta, habilidades extraordinarias, extraversión, etc. («agentic traits»). En cambio, las personas con autoestima saludable además resaltan sus cualidades morales y sociales; y no se les sube el éxito a la cabeza porque tienen empatía y saben que el grupo les podría rechazar. Estos son aspectos que los narcisistas, en general, no tienen en cuenta (Campbell, Rudich y Sedikides, 2002).
Por lo tanto, ¿narcisismo sí o no? Pues ni sí ni no: todos en cierto modo tenemos también algo de narcisistas (solo hay que echar un vistazo a las redes sociales); lo importante es que sepamos tener una buena calidad de vida y logremos convivir con los demás. En el momento que alguno de estos rasgos patológicos expuestos (la falta de empatía o creerse especial) afecte a nuestro bienestar personal o social, sería adecuado ir a un psicólogo para ajustarlo. Por esa razón, debemos contribuir a combatir la estigmatización de los usuarios de terapias psicológicas, porque son tan necesarias para ser feliz como ir al médico, al peluquero o al mecánico.
Referencias bibliográficas
- Bosson, J. K., Lakey, C. E., Campbell, W. K., Zeigler-Hill, V., Jordan, C. H. y Kernis, M. H. (2008). Untangling thelinks between narcissism and self-esteem: A theoretical and empirical review. Social and Personality Psychology Compass, 2(3), 1415-1439. http://dx.doi.org/10.1111/j.1751-9004.2008.00089.x.
- Brookes, J. (2015). The effect of overt and covert narcissism on self-esteem and self-efficacy beyond self-esteem. Personality and Individual Differences, 85, 172-175.
- Campbell, W. K. y Miller, J. D. (2011). The handbook of narcissism and narcissistic personality disorders: Theoretical approaches, empirical findings and treatments. Hoboken, New Jersey: Wiley & Sons.
- Campbell, W. K., Rudich, E. A. y Sedikides, C.(2002). Narcissism, self-esteem, and the positivity of self-views: Two portraits of self-love. Personality and Social Psychology Bulletin, 28, 358-368.
- Czarna, A. Z., Dufner, M.,& Clifton, A. D. (2014). The effects of vulnerable andgrandiose narcissism on liking-based and disliking-based centrality in social networks. Journal of Research in Personality, 50, 42-45.
- Miller, J. D., Hoffman, B. J., Gaughan, E. T.,Gentile, B., Maples, J. y Campbell, W. K. (2011). Grandiose and vulnerable narcissism: Anomological network analysis. Journal of Personality, 79(5), 1013-1042. http://dx.doi.org/10.1111/j.1467-6494.2010.00711.x.
- Rosenberg, M. (1965). Society and the adolescent self-image. Princeton, NJ: Princeton University Press.
- Sedikides, C., Rudich, E. A., Gregg, A. P.,Kumashiro, M. y Rusbult, C. (2004). Are normal narcissists psychologically healthy?: Self-esteem matters. Journal of Personalityand Social Psychology, 87, 400-416.
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