TODOS QUEREMOS VIVIR UNA VIDA FELIZ, y en el primer mundo, gracias a sus libertades y comodidades, es más probable que la gente tenga una razonable satisfacción vital, aunque es cierto que no tiene por qué ser siempre así. Por otro lado, hay gente que le encuentra sentido vital a su vida, ya sea gracias a su relación de pareja, creencias (religiosas o no) y apoyo social, y otras que no le encuentran tanto sentido a la existencia. En este artículo hablaré de cómo encontrar un sentido vital puede ayudarnos a superar los reveses de esta y así poder hacer frente a la adversidad cuando llegue, al igual que el tercer cerdito contra el Lobo feroz, del famoso cuento de Jacobs (1890).
La ‘vida bonita’ cuando no se tienen responsabilidades
Pese a la alta precariedad laboral, la enorme dificultad de acceder a una vivienda y la corrupción de la clase política y, por ende, la falta de confianza en esta, las personas jóvenes que aún viven con sus padres, que acaban de cumplir su mayoría de edad y comienzan sus estudios universitarios, por mencionar una franja de edad relevante, suelen tener más o menos una vida bastante organizada, o al menos con un bajo índice de incertidumbre en cuanto a las necesidades de higiene, fisiológicas e incluso de afiliación. En ese sentido, me baso en la pirámide de Maslow (1943) de la motivación humana.
Es decir, muchos jóvenes tienen un plato de comida y alojamiento asegurados, tienen una panda de amigos con la que tener quedadas para divertirse, sus padres les dan dinero, algunos tienen también pareja y muchos viajan. Tienen lo que denomino una vida bonita. Sin embargo, los que menos, a esas edades, pagan impuestos y facturas, se han independizado o ya tienen descendencia, luego también se dan esos casos, lógicamente. No obstante, quiero hacer más bien referencia al primer grupo (del cual también he formado parte en mayor o menor medida a esa edad).
¿Y adónde quiero llegar con todo esto? Pues a que si les preguntamos a la mayoría de los jóvenes que mencionen tres o cuatro valores que rigen su vida, lo habitual es que respondan que no conocen sus valores o algo así como: «Lo normal, yo que sé, estar a gusto con mis amigos, no ser mala persona, formar parte del sindicato de estudiantes, terminar mi carrera y tener un buen trabajo, tener una buena relación de pareja… pasarlo bien, viajar mucho» lo cual hace que a priori eso les dé sentido a su vida y que por esa razón no piensen ni profundicen en qué es realmente lo que les hace auténticos o les dé un verdadero sentido a su existencia. Además, la gente tiene a marcarse metas sin realmente ver qué valores subyacen a estas, como por ejemplo, tener un grado en Medicina y luego encontrar un buen trabajo.
No olvidemos que las metas se agotan una vez cumplido el objetivo, y los valores, no. Por ejemplo, tener un grado en Derecho, unos estudios que tienen un comienzo y un fin (una meta, no un valor por esa razón), porque obedece a la tradición familiar no tiene un valor realmente propio de la persona sino de su familia: ser tradicional. Pero esto quiere decir que no se trata de valores personales como podrían ser los valores de sabiduría, curiosidad o tener estatus. Por esa razón, se producen un gran número de abandonos de las carreras por parte de los jóvenes. Los valores son una manera de estar en el mundo, por eso nunca se agotan.
Cuando viene el Lobo feroz, las vacas flacas, etc.
¿Y qué pasa realmente, si esa vida –razonablemente estructurada– se tambalea, ya sea por la muerte de un padre –o de los dos– o por contagiarse de una ETS grave, porque un accidente le deja en una silla de ruedas o porque la familia acaba en bancarrota y desahuciada? Pues que es muy probable que eso desencadene una crisis vital o existencial.
Ante dicha crisis, suele ocurrir que perdemos nuestros referentes que dan una razón de ser a la vida y empezamos a ver la realidad desprovista de sentido; estábamos viviendo en una casa de paja o de madera quebradiza. Es el momento en los que la jerarquía de prioridades vitales cambia; pero ¿qué sucede cuando ni siquiera tenemos claro cuáles son dichas prioridades?
No digo, desde mi punto de vista, que la vida tenga un sentido de por sí y que nuestra misión sea el de descubrirlo; en este aspecto estoy de acuerdo con los escritores y filósofos existencialistas del siglo xx como Sartre o Camus, que decían, a grandes rasgos, respectivamente, que carecemos de una esencia previa («La existencia precede a la esencia») y que es a través de nuestra vida que la vamos construyendo al vivir o que el mundo de por sí carece de sentido, es absurdo. Por eso para sobrevivirlo debemos construir nosotros el sentido de nuestra vida. Pero, como digo, esto es tan solo una manera de ver el sentido de la vida, hay otras maneras de interpretarlo, como por ejemplo las personas que creen en una determinada religión y que esta les da ya de antemano el sentido de su vida. Ni una manera de verlo ni otra es mejor que otra, eso depende de las preferencias de cada uno, que espero haya elegido libremente.
Por lo tanto, suele pasar que las personas no tienen unos valores bien definidos que le den sentido a su existencia o bien tienen los valores propios que nos venden la sociedad de consumo o la civilización contemporánea. Por esa razón, cuando la adversidad golpea a nuestra puerta, muchos pierden el rumbo, caen en adicciones para evadir la dura realidad o bien se deprimen o se suicidan.
De hecho, hay investigaciones que demuestran que las personas que encuentran sentido a la vida suelen superar mejor los contratiempos y reveses vitales (Park y Baumeister, 2017) o bien tienen un pronóstico mejor de la depresión (Barcaccia et al., 2023; Kleftaras y Psarra, 2012).
¿Cómo encontrar nuestros valores?
Hay bastante material en internet, pero lo que recomiendo es que busques todo lo relacionado con el material elaborado por psicólogos e investigadores de las terapias de tercera generación como la terapia ACT o FACT.
Lo ideal sería completar algunos de esos cuestionarios estandarizados, pero, como punto de partida te propongo las siguientes preguntas:
- ¿A qué te dedicarías si tuvieras todos los recursos y el dinero del mundo?
- ¿Con qué tipo de actividades puedes fácilmente pasarte las horas muertas?
- ¿Qué cosas te indignan? ¿Por qué?
- ¿Qué cosas hacías en tu infancia y que te gustaría retomar?
- ¿Por qué tipo de acciones o actividades estarías dispuesto a perseverar y enfrentarte a todo tipo de problemas y dificultades sin abandonar?
Conclusiones
En definitiva, es interesante cultivar un sentido vital o identificar cuáles son nuestros valores y vivir acorde con estos cuando en la vida nos va bien; sin embargo, tampoco estoy afirmando que eso nos haga invulnerables a la adversidad ni nos convertirá en supermanes o supermujeres cuando venga el Lobo feroz a echarlo todo por tierra. Sin embargo, sí que nos ayudará a que la casa tenga unos sólidos cimientos para poder construir nuestra vida con coherencia, de modo que sean así pocos los arrepentimientos que experimentemos cuando lleguen nuestros últimos días; un hecho que es posible que suceda antes de lo que esperamos.
En suma, mi recomendación es que te conozcas a ti mismo, te atrevas a hacer lo que realmente quieras hacer en la vida y que procures vivir lo menos posible por inercia cuando los vientos son favorables. Esto es, el hecho de encontrar tu sentido vital –que es flexible al variar con los años y etapas de la madurez– y conocer tus valores te va a permitir ajustar tus velas cuando el tiempo no acompañe y el viento sople en tu contra, de modo que el Lobo feroz no pueda hacer nada cuando también sople tu sólida morada.
Referencias bibliográficas
- Barcaccia, B., Couyoumdjian, A., Di Consiglio, M., Papa, C., Cancellieri, U. G. y Cervin, M. (2023). Purpose in life as an asset for well-being and a protective factor against depression in adolescents. Frontiers in Psychology, 14, 1250279.
- Jacobs, J. (1890). English Fairy Tales [Recurso electrónico]. J. Jacobs. David Nutt.
- Kleftaras, G. y Psarra, E. (2012). Meaning in life, psychological well-being and depressive symptomatology: A comparative study. Psychology, 3(04), 337.
- Maslow, A. H. (1943). A theory of human motivation. Psychological review, 50(4), 370.
- Park, J. y Baumeister, R. F. (2017). Meaning in life and adjustment to daily stressors. The Journal of Positive Psychology, 12(4), 333-341.
- Imagen. Shutterstock.